Juan Pablo Villalobos

Empieza la novela con el punto de vista de un niño a propósito de su vida de casi preso en la residencia palaciega de su padre narcotraficante. Esta parte es una sátira sociológica del medio mexicano de la droga. Sin embargo el papá es un padrazo y trata de cumplir todos los deseos del hijo. Uno de ellos es ir a Liberia para capturar hipopótamo enano. Lo hicieron pero los animales padecieron. Este capítulo trata de los especies al borde de la extensión y del negocio relativo a esto. En la tercera parte, muchos sucesos, el hijo vestido de samuraï se quedó mudo, se enteraron de que Mazatzin, el maestro que le daba clase particular, les había traicionado, la sustituta le gustaba mucho al padre y otros sucesos parecidos

Es siempre el niño que habla: las oraciones son muy sencillas, siempre el uso de vocabulario de jerga apoya este aspecto, la lógica desfasada añade algo de infantil al relato. También el humor es básico pero particularmente corrosivo. Un enigma para mí: todos los nombres tienen un origen nahuatl. ¿Por qué?

Aunque la jerga mexicana plantea problemas cuando la lengua española no es su lengua materna es muy agradable de leer